Con bastante retraso por mi parte
doy aviso en este blog de la publicación en Transit.
Cine y otros desvíos de un curioso y heterogéneo dossier especial
apropiadamente titulado La peli que
habito, en el que un buen número de colaboradores de la revista intentan
dar respuesta a una pregunta que sin duda alguna se las trae: ¿Qué película
escogerías para quedarte a vivir?. Mi contribución al mismo consiste en una
pequeña reflexión en torno al documental de Alan Resnais Toute la mémoire du monde (1956). Por su parte, Adrian Martin se ha encargado de La partida (Le départ, Jerzy Skolimowski,
1967); Óscar Brox de Friday Night Lights
(creador: Peter Berg, 2006-2011); Faustino Sánchez de Manhattan (Woody Allen, 1977); Roger Koza
de La vida útil (Federico
Veiroj, 2010); Covadonga G. Lahera de Regreso
al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985); Raúl Pedraz
de Father and Daughter (Michael
Dudok de Wit, 2000); Cristina Álvarez López de Fanny y Alexander (Fanny och Alexander, Ingmar Bergman,
1982); Alexis Kossiakoff de Big Fish
(Tim Burton, 2003); Manuel Ortega de Plan
diabólico (Seconds, John Frankenheimer, 1966); Daniel Trapiello
González de La ventana indiscreta
(Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954); Andrea Morán de Embracing (Ni tsutsumarete, Naomi Kawase,
1992); Sergio Morera de La aventura
(L’avventura, Michelangelo Antonioni, 1960); Ana Aitana Fernández de Malas tierras (Badlands, Terrence Malick,
1973); Antoni Peris Grao de El mundo en sus
manos (The World in his Hands, Raoul Walsh, 1952); Carles Matamoros
Balasch de Una película hablada
(Un filme falado, Manoel de Oliveira, 2003); Daniel de Partearroyo de La mujer del aviador (La femme de
l’aviateur, Eric Rohmer, 1981); Francisca Pageo de El mago de Oz (The Wizard of Oz, Victor Fleming, 1939) y Endika
Rey de Dos en la carretera (Two
for the Road, Stanley Donen, 1967). Otros cinco colaboradores no han querido
ser tan específicos en su elección y han optado por una entrada algo diferente:
Roberto Amaba y Cloe Masotta coinciden sorprendentemente en la elección de un
mismo titulo –There’s no place like home–
para sus respectivos y diferentes textos,
mientras que Carlos Losilla bautiza al suyo como Vivir en tránsito, Ricardo Adalia Martín opta por Vivir en un western y Mónica Jordán
Paredes disfruta soñando con un Paisaje sureño.
Buster Keaton a punto de entrar en una pantalla de cine (El moderno Sherlock Holmes, 1924)
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