Título Original: The Saga of Anatahan
Año: 1953
Nacionalidad: Japón
Duración: 92
min
Director: Josef
Von Sternberg
Guión: Josef
Von Sternberg y Tatsuo Asano (sin acreditar), según la novela de Michiro
Maruyama, traducida del japonés al inglés por Younghill Kang
Actores: Akemi Negishi, Tadashi Suganuma, Kisaburo Sawamura,
Shôji Nakayama, Jun Fujikawa, Hiroshi Kondô
Carátula del DVD editado por Films Sans Frontières
La trayectoria cinematográfica de Josef Von Sternberg abarca cuatro
décadas –de 1925, año en que dirige su primera y notable película, The Salvation Hunters, a 1957, cuando
pone fin a su filmografía con la meramente correcta Amor a reacción (Jet Pilot, 1957)–, y en ella se encuentran motivos
suficientes para considerar al cineasta austríaco como uno de los grandes
creadores de la historia del cine. De Sternberg cabe destacar el excepcional partido
que lograba extraer de todos los recursos propios del lenguaje cinematográfico
–incluidos el sonido y la música–, y de forma especialmente significativa su
dominio de la pantomima –presente tanto en sus films mudos como en los sonoros,
como bien demuestra la propia The Saga of
Anatahan–; su capacidad para condensar el relato a través de poderosas y
sugerentes elipsis; un completo dominio de los ritmos de la narración; su
sugerente uso del fuera de campo, o una indiscutible habilidad para recrear
atmósferas –sensuales, opresivas, turbadoras– mediante brillantes juegos de luces y
sombras. De hecho, cabe destacar que los prolegómenos de la iluminación no resultaban
en absoluto ajenos al cineasta, pues si bien éste siempre contó con la
colaboración de magníficos directores de fotografía –de Bert Glennon (La ley del hampa, La última orden, La Venus
rubia, Capricho imperial) a Lee
Garmes (Marruecos, Fatalidad, Una tragedia humana, El
expreso de Shanghai), pasando por Harold Rosson (Los muelles de Nueva York), Günther Rittau (El ángel azul) o Lucien Ballard (Crimen y cástigo)–, no es menos cierto que en el film que aquí nos
ocupa él personalmente tomó las riendas de la iluminación obteniendo unos
resultados visualmente tan destacables como los de aquellos.
Von Sternberg en un momento del rodaje de
La elegante pecadora (Exquisite Sinner, 1926), del que fue reemplazado por Phil
Rosen
En definitiva, el
de Sternberg era, y sigue siendo, un arte eminentemente cinematográfico, que
poco (o nada) tiene de novelístico o teatral. En las imprescindibles memorias
del realizador, publicadas en España bajo el titulo Diversión en una lavandería china (Ediciones JC Clementine, 2002),
Sternberg decía lo siguiente acerca de The
Saga of Anatahan, un film que el consideraba concebido “en condiciones
ejemplares”: “Luché contra viento y marea en busca de esas condiciones y pensé
que las encontraría en Japón, donde hice mi mejor película, conocida bajo
distintos títulos: The Saga of Anatahan
o The Last Woman on Earth” (…) “Yo
mismo me encargué de la maqueta del equipo eléctrico, de los proyectores indirectos,
del andamiaje para las cámaras, del sistema de calefacción que nos permitiera
distribuir calor tropical, de la maquinaria que produce viento y lluvia” (…) “Nada
fue fácil, tuvimos que construir varias cosas desde el principio y modificar
otras, como el sistema de impresión de sonido y los mecanismos de la cámara”. Mi
recomendación hacia este poco difundido film es absoluta, y al mismo he
dedicado una extensa revisión, publicada recientemente en la revista digital Transit: Cine y otros desvíos, que puede
leerse en el siguiente enlace:
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