miércoles, 28 de julio de 2010

TOY STORY 3 (2010, LEE UNKRICH)

Título Original: Toy Story 3
Año: 2010
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 103 min
Director: Lee Unkrich
Guión: John Lasseter, Andrew Stanton y Lee Unkrich
Actores (Voces): Tom Hanks (Woody), Tim Allen (Buzz Lightyear), Joan Cusack (Jessie), Ned Beatty (Lotso), Don Rickles (Mr. Potato Head), Michael Keaton (Ken)

Sinopsis: Andy, el propietario de Woody, Buzz y el resto de juguetes, ha dejado de ser un niño para convertirse en un adolescente. Ahora, el joven se prepara para empezar la universidad, y su madre les insta, a él y a su hermana, a separar las cosas que ya no vayan a utilizar y meterlas en bolsas de basura. En una de ellas, destinada por Andy al desván de la casa, se encuentran Buzz y sus amigos (Woody es el único juguete seleccionado por Andy para acompañarle a la universidad), pero por error la madre de Andy coge la bolsa y la deja en la calle para la recogida de basuras. Los juguetes acabarán en el interior de la guardería Sunnyside, improvisada cárcel para juguetes dominada por el cruel Lotso, un oso de peluche acuciado por la soledad y la falta de afecto. Woody, el único que ha esquivado el cruel lugar, se esforzará por reunirse con sus amigos, para juntos derrotar a Lotso y obtener así un destino más merecido.



El tránsito de la infancia a la adolescencia

Hay un momento, durante el metraje de Toy Story 3, en el que el famoso juguete conocido como Mr. Potato aparece transformado, primero, en Mr. Tortita, y, instantes después, en Mr. Pepino. Esto, dicho así, puede no parecer especialmente atractivo, pero lo cierto es que, como siempre desde que dieron en la diana comercial y artística con Toy Story en 1995, los genios de Pixar desarrollan el gag, y su repetición, con un ingenio a prueba de escépticos. La primera transformación del personaje tiene lugar cuando este es obligado a pasar una noche en una "celda de aislamiento" por el perverso oso Lotso (un peluche de color rosa y con olor a fresas - sic -) y su actual y inesperado colaborador, Buzz Lightyear, reprogramado para devenir un perfecto soldado al servicio del Mal. La parodia del cine carcelario se encuentra felizmente integrada en el devenir argumental del film, y la huida del interior de la celda, por parte de Mr. Potato, tiene lugar de forma harto coherente y ingeniosa: el personaje, literalmente, se desmembra a sí mismo (como todo el mundo sabe, este juguete esta conformado por una serie de piezas desmontables - ojos, nariz, pies, manos - cuyo nexo de unión es el "cuerpo" representado por un trozo de plástico con forma de patata), y lanza sus diversas partes fuera de la celda, recomponiéndose de nuevo en el exterior como Mr. Tortita, gracias a la tortita mexicana que uno de sus compañeros le ha dejado fuera del recinto para facilitarle una huida perfecta. La segunda transformación del personaje tiene lugar cuando este, buscando reunirse con sus compañeros, intenta entrar por una ventana al interior de la guardería Sunnyside, lugar donde todos se encuentran atrapados, encontrándose con una paloma que empezará a picotearle debido a que la masa de pan que ejerce de nuevo cuerpo de Mr. Potato le ha despertado el apetito: completamente destrozada la tortita por efecto de los picotazos de la paloma, al personaje no le quedará más remedio que improvisar un nuevo cuerpo, está vez de pepino, lo que provocará tanto que él mismo reconozca sentirse "más fresco que nunca", como que su mujer, la Sra. Potato, le vea "más alto y más delgado que nunca". La conveniencia y el timing del gag inicial se encuentran más cerca del talento de un Jerry Lewis o de un Frank Tashlin (tanto en su vertiente de realizador de cortometrajes de animación como en la de realizador de largometrajes junto a Jerry Lewis), que de cualquier mediocre comedia norteamericana filmada en la actualidad (por ejemplo: "Supersalidos" o "Lío embarazoso"), y la feliz repetición del gag se encontraría bastante cerca de lo expuesto en torno al concepto de repetición humorística en el libro "La risa", del filósofo francés Henry Bergson


Imagino que lo descrito en el párrafo anterior puede ser considerado, en base al diverso carácter de los posibles lectores de estas líneas, de formas tan opuestas como directamente "infantil", o sencillamente ingenioso. Creo que queda claro cual es mi postura al respecto, y también creo que el respetuoso homenaje a la infancia, y el no menos respetuoso homenaje al paso de esta a la adolescencia propuesto en "Toy Story 3", está más caracterizado por la inteligencia que por el infantilismo que todavía se da en algunas producciones de cine animado (ej: "Monstruos contra alienígenas" o "Lluvia de albóndigas"). Al citado paso por el subgénero del cine carcelario, se le unen otros cruces diversos, con géneros básicamente populares como el cine terror, de ciencia-ficción, de aventuras, el western, etc. A este respecto, resulta curioso el homenaje que los creadores del film se marcan con respecto al final de "Terminator 2" (incluso la música compuesta para la ocasión por Randy Newman incluye referencias a la conocida banda sonora compuesta por Brad Fiedel para el mítico film de James Cameron), que lejos de la parodia cómplice se mimetiza en esta ocasión para establecer paralelismos entre las decisiones tomadas por los icónicos personajes de ambas películas: si en el clímax dramático del film de Cameron el T-800 tomaba una drástica decisión y asumía definitivamente su destino, para con ello impedir la destrucción del ser humano, en el film de Lee Unkrich también Woody, Buzz y los demás juguetes comprenderán que deben distanciarse al fin de Andy, pues este ha dado un paso adelante en su madurez como ser humano, y ya no hay vuelta atrás posible para el joven: el mundo de los juguetes ha dejado de existir para él: ambos adolescentes, el John Connor de "Terminator 2" y el Andy de "Toy Story 3", han sido acompañados hacia la madurez por sendos personajes de ficción, el T-800 y un conjunto de juguetes, hasta que estos últimos ya no eran necesarios. Por supuesto, aunque en ambas películas el momento al que aludo esté revestido de trascendencia dramática, en "Toy Story 3" el tono es más liviano y no tan decisivamente trágico como en el film protagonizado por el austríaco Arnold Schwarzenegger.


El paso por el cine de terror también se da a diversos niveles a lo largo de "Toy Story 3". El más evidente tiene que ver con la inclusión de Lotso, un oso de peluche  transformado por crueles circunstancias de la vida en un juguete perverso, y convertido en enemigo de Woody, Buzz, y el resto de su troupe. Aunque manteniendo en todo momento un evidente tono de parodia (el oso, como he indicado antes, es de color rosa y huele a fresas), lo cierto es que la inclusión del oso Lotso en el film deviene harto fructífera y sugerente. Antes de devenir un juguete malvado, Lotso era un peluche al que su propietaria, una niña, profesaba todo tipo de mimos y caricias. Pero un fatídico día, estando de picnic con sus padres, la pequeña olvidó en el bosque a sus juguetes más queridos (a Lotso, a un característico bebé de plástico y a un payaso) y sus padres decidieron reemplazar en el hogar al oso de peluche por otra unidad exactamente igual. Asfixiado por la soledad y la falta de caricias (sic) Lotso se convirtió en un dictador de juguetes, imponiendo a sus semejantes unas crueles reglas de supervivencia en el interior de la guardería Sunnyside, un espacio en principio idílico para los infantes y los juguetes, que ahora resulta totalmente inquietante y terrorífico a causa de Lotso y el grupo de juguetes que le ayudan es sus tejemanejes. La maldad del oso Lotso (inducida, como he dicho, por una profunda soledad y falta de afecto) resulta tan humana como la del anciano Nebbercracker que aterrorizaba a los adolescentes protagonistas de "Monster House" (Ídem, 2006, Gil Kenan).  Los creadores del film trabajan a fondo la atmósfera (casi) terrorífica que caracteriza a las secuencias que tienen lugar en el interior de la guardería: a Lotso siempre le acompaña el bebé de plástico que también fue extraviado por la misma niña, pero al igual que el oso de peluche, el pequeño ha visto su comportamiento y físico transfigurados: su párpado caído (magnífico detalle, completamente acorde con lo que usualmente, y debido al mal uso por parte de los niños, suele ocurrirle a estos juguetes), su afición a la botella (pues su forma de beber de su falso biberón se asemeja a la de un borracho), su forma de girar 180º la cabeza mientras se encuentra sentado en el banco de un parque (al modo de la niña de "El Exorcista", en una secuencia que también recuerda a "La profecía"), etc. Las "celdas" en las que los juguetes se encuentran encerrados por la noche son vigiladas por "el mono que todo lo ve", un típico y inquietante mono con platillos, que controla con su mirada fija las cámaras de vigilancia del recinto, y que da la alarma golpeando frenéticamente su instrumento musical. Y así podríamos continuar con decenas de detalles que contribuyen a dotar de una atmósfera muy especial al espacio infantil Sunnyside, cuya sala Mariposa es entrevista de lejos por los juguetes como un espacio idílico y perfecto (pues los niños se muestran muy cuidadosos con ellos), aunque en cambio se vean obligados por Lotso a convivir con niños todavía demasiado pequeños y, por lo tanto, descuidados con todo tipo de objetos., en una sala que más bien parece una cámara de torturas, y en cuyo interior los juguetes se han visto obligados por las circunstancias ha organizar una sala de masajes reanimatorios que les permita sobrevivir día a día a su desgaste en manos de los niños.

El film atesora más virtudes que las reflejadas en estas pocas líneas (el conjunto de las películas de Pixar merecería un riguroso análisis de su planificación, montaje, uso dramático del espacio, caracterización de personajes, etc.), y junto a la también notable "Cómo entrenar a tu dragón" (How to Train Your Dragon, 2010), de Dean DeBlois y Chris Sanders, se erige en la producción animada más destacada en lo que llevamos de año, y en adecuado punto y final (espero que así sea) de la trilogía Toy Story.




2 comentarios:

  1. Un gran análisis.

    Sobre "el infantilismo que todavía se da en algunas producciones de cine animado", no creo que esto sea un error, pues en su origen el cine animado estaba dedicado precisamente a los niños. El hecho de que hoy en día -en parte gracias a Pixar- cierto cine de animación sea mas adecuado para un publico adulto que para uno infantil no debe hacernos olvidar sus orígenes. En el caso que nos ocupa -Toy Story 3- es una película mas adulta que infantil aunque, obviamente, en su publicidad no se diga nada al respecto -nadie quiere perder beneficios-. Hoy en día se desarrollan propuestas de animación para todos lo públicos, lo que se echa en falta es que queden claramente diferenciadas, así evitaríamos también el desprecio de gran parte del público por este cine al considerarlo infantil.

    Un saludo.

    http://elimaginariodeldrender.blogspot.com/2010/07/toy-story-3-una-de-dibujos-para-adultos.html

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  2. Hola Dr. Ender,

    me alegro de que te haya gustado el escrito. Me hubiera gustado extenderme más en lo que a cuestiones de lenguaje visual se refiere, pero mi falta de tiempo, en esta ocasión, me lo ha impedido. No descarto analizar una película de Pixar cuando encuentre tiempo para ello.
    Respecto al infantilismo, en lo que al cine animado se refiere, no me preocupa tanto que algunos films vayan específicamente dirigidos a un público de edad todavía muy temprana, sino más bien que estos presenten un caudal de ideas visuales, narrativas, etc. por debajo de lo que los realizadores de Pixar, Hayao Miyazaki, Henry Selick, etc. nos han enseñado que se puede esperar (y exigir) de un film animado. El infantilismo de un film puede ser muy relativo y cuestión de percepción subjetiva: conozco a dos niñas, de 5 y 6 años, que han visto decenas de veces "Los mundos de Coraline", un film que, quizás, va dirigido a un público, como mínimo, algo más adulto. En cambio, no dudo que se aburrirían completamente con un film como el reciente remake de "El equipo A": ¿un film adulto el de Carnahan?.
    Me interesa más el talento demostrado a la hora de poner en imágenes una historia, que no el tomar en consideración el público específico al que esta va dirigida. Respecto a "Monstruos contra alienígenas", por ejemplo, muchos de sus gags visuales y ocurrencias cómicas (por no hablar de un desarrollo narrativo harto reiterativo) me parecen por debajo de lo que ofrecen Pixar y otros creadores especializados en cine de animación.

    Saludos

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