Es posible que,
de todos los géneros populares que el cine ha dado a lo largo de su historia,
el de aventuras sea el más maltratado y/o deformado por las nuevas reglas del
mercantilismo hollywoodiense. En consecuencia, si uno tuviera que seleccionar
un solo referente de la última década que pudiera situarse a la altura de
clásicos indiscutibles como El ladrón de Bagdad (The Thief of Bagdad,
1924) o El mundo en sus manos (The World in His Arms, 1952),
ambas de Raoul Walsh, Los contrabandistas de Moonfleet (Moonfleet, 1955)
o el díptico El tigre de Isnapur (Der Tiger von Eschnapur, 1959) y La
tumba india (Das indische Grabmal 1959), dirigidas por Fritz Lang, Viento
en las velas (A High Wind in Jamaica, 1965), de Alexander Mackendrick, o
incluso En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981), de
Steven Spielberg –película que, para bien o para mal, y junto a Star
Wars: Episodio IV –Una nueva esperanza– (Star Wars, 1977), de George Lucas,
lo cambió casi todo para el cine comercial–, lo más
probable es que no hallara ningún ejemplo válido.
James Gray y Robert Pattinson en pleno rodaje de Z, la ciudad perdida
Es
por esa razón, así como por muchas otras que expongo en el artículo que le he
dedicado en Transit: cine y otros desvíos, que no me duelen prendas a la hora
de considerar a Z, la ciudad perdida
(The Lost City of Z, 2016), de James Gray, como un inesperado pero absoluto
logro. Lamentablemente, las bajas recaudaciones que este tipo de producciones
suelen generar actualmente en taquilla –pues ahora se las considera
demasiado artísticas, razón por la que ni siquiera vienen respaldadas por una
estrategia comercial que les otorgue una visibilidad a la altura de las
circunstancias–, impiden que propuestas similares puedan recibir luz
verde de los estudios con mayor frecuencia. La genuina película de Gray
devuelve parte de su esplendor perdido a un tipo de narración que merecería
volar a una altura artística bastante por encima de lo que suelen ofrecer ciertos
(y adocenados) productos actuales por todos conocidos.
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