jueves, 14 de abril de 2016

SINCERIDAD (MAGOKORO, 1939, MIKIO NARUSE)


Si bien para hablar del cine de Mikio Naruse no creo que haga falta ninguna excusa en particular, tampoco está de más aprovechar el reciente panorama de estrenos para recordar que en ocasiones las filiaciones cinematográficas traspasan cualquier tipo de barrera temporal o generacional. Tres son las películas japonesas que se pueden ver actualmente en las carteleras españolas: la interesante El recuerdo de Marnie (Omoide no Mânî, 2014), de Hiromasa Yonebayashi, la notable El cuento de la princesa Kaguya (Kaguyahime no monogatari, 2013), de Isao Takahata, y la excelente Nuestra hermana pequeña (Umimachi Diary, 2015), de Hirokazu Koreeda. Dejando a un lado las dos primeras, ambas de animación, es evidente que si un espectador actual viera en sesión continúa la película de Koreeda y el film Sinceridad (Magokoro, 1939), de Naruse, percibiría una cierta continuidad en lo que se refiere a una determinada sensibilidad dramática e identidad cultural. 

El cineasta Mikio Naruse
 

No es para menos, rodadas con setenta y seis años de diferencia, y asumiendo que ambas obras son notablemente diferentes a nivel formal, si algo salta a la vista es el extraordinario respeto con el que sus responsables miran a sus respectivos personajes y la muy precisa capacidad que ambos demuestran para definir con inusual sutileza sus sentimientos o pensamientos a través de los más leves gestos o miradas. Koreeda y Naruse, además, se caracterizan por la universalidad de sus miradas. Las circunstancias me hacen recuperar aquí con varias semanas de retraso un artículo mío dedicado a Sinceridad que la revista online Transit: cine y otros desvíos tuvo la gentileza de publicar. Se trata de una obra pequeña en su duración (67 minutos) pero excelente en sus resultados artísticos que tiene como principal logro el saber dar forma visual, con una extrema precisión, a las corrientes interiores de un reducido grupo de personajes: dos niñas, sus respectivas madres y el padre de una de ellas. La sencillez de Sinceridad, al igual que la de Nuestra hermana pequeña, no oculta que sus imágenes están profunda y sabiamente meditadas. 

Una imagen de Sinceridad
 

 

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