Si
bien para hablar del cine de Mikio Naruse no creo que haga falta ninguna excusa en
particular, tampoco está de más aprovechar el reciente panorama de estrenos para
recordar que en ocasiones las filiaciones cinematográficas traspasan cualquier
tipo de barrera temporal o generacional. Tres son las películas japonesas que
se pueden ver actualmente en las carteleras españolas: la interesante El recuerdo de Marnie (Omoide no Mânî,
2014), de Hiromasa Yonebayashi, la notable El
cuento de la princesa Kaguya (Kaguyahime no monogatari, 2013), de Isao
Takahata, y la excelente Nuestra hermana
pequeña (Umimachi Diary, 2015), de Hirokazu Koreeda. Dejando a un lado las
dos primeras, ambas de animación, es evidente que si un espectador actual viera
en sesión continúa la película de Koreeda y el film Sinceridad (Magokoro,
1939), de Naruse, percibiría una cierta continuidad en lo que se refiere a una
determinada sensibilidad dramática e identidad cultural.
El cineasta Mikio Naruse
No es para menos, rodadas
con setenta y seis años de diferencia, y asumiendo que ambas obras son
notablemente diferentes a nivel formal, si algo salta a la vista es el
extraordinario respeto con el que sus responsables miran a sus respectivos personajes
y la muy precisa capacidad que ambos demuestran para definir con inusual
sutileza sus sentimientos o pensamientos a través de los más leves gestos o
miradas. Koreeda y Naruse, además, se caracterizan por la universalidad de sus
miradas. Las circunstancias me hacen recuperar aquí con varias semanas de
retraso un artículo mío dedicado a Sinceridad
que la revista online Transit: cine y otros desvíos tuvo la gentileza de publicar.
Se trata de una obra pequeña en su duración (67 minutos) pero excelente en sus
resultados artísticos que tiene como principal logro el saber dar forma visual,
con una extrema precisión, a las corrientes interiores de un reducido grupo de personajes:
dos niñas, sus respectivas madres y el padre de una de ellas. La sencillez de Sinceridad, al igual que la de Nuestra hermana pequeña, no oculta que
sus imágenes están profunda y sabiamente meditadas.
Una imagen de Sinceridad
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