Título Original: The Immigrant
Año: 2013
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 136 min
Director: James Gray
Guión: James Gray y Ric Menello
Actores:
Marion Cotillard,
Joaquín Phoenix, Jeremy Renner,
Dagmara Dominczyk, Jicky Schnee, Elena Solovey
A finales del pasado mes de junio se estrenó en salas
españolas la película más reciente de James Gray, la excelente El sueño de Ellis. Pese a la notable demora
con respecto a su presentación en Cannes 2013, y pese a la escasa
repercusión comercial que ha logrado, víctima en parte de una campaña publicitaria
casi invisible, lo cierto es que todavía puede verse en algún cine el que puede
ser considerado, sin lugar a dudas, como uno de los mejores largometrajes que nos
han llegado en lo que llevamos de 2014, junto a otros títulos de interés, como
la también excelente El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street, 2013), de
Martin Scorsese, las notables La jalousie
(ídem, 2013), del francés Philippe Garrel –estrenada únicamente en el pasado Festival Internacional
de Cinema D´Autor de Barcelona–, A propósito de Llewyn Davis
(Inside Llewyn Davis, 2013), de los norteamericanos Joel y Ethan Coen, The Grandmaster (Yi dai zong shi, 2013),
del chino Wong Kar Wai, El viento se
levanta (Kaze Tachinu, 2013), del japonés Hayao Miyazaki, La imagen perdida (L´image manquante,
2013), del camboyano Rithy Pahn, o las interesantes Oslo, 31 de agosto (Oslo, 31. August, 2011), del danés Joachim
Trier, Jimmy P. (ídem, 2013), del
francés Arnaud Desplechin, o Un toque de
violencia (Tian zhu ding, 2013), del chino Jia Zhangke, y seguramente algún
otro título que me dejo en el tintero. En todos los casos se trata,
afortunadamente, de películas poco convencionales y rabiosamente personales, lo
que no es precisamente poco para los tiempos que corren.
Como en la panorámica que recientemente he escrito sobre sobre el film para la revista online Transit: cine y otros desvíos ya me
extiendo sobre otros aspectos de El sueño
de Ellis más intrínsecamente cinematográficos, aprovecho aquí para reflexionar,
ni que sea brevemente, sobre el papel, diríase que autoral, que Joaquín Phoenix
desempeña en las filmografías de algunos de los cineasta norteamericanos más
interesantes de la actualidad.
James Gray en un momento del rodaje de El sueño de Ellis
Pese a que la experiencia de Phoenix como actor ya supera
las tres décadas, su filmografía apenas se compone de veinte largometrajes
hasta la fecha. Fruto muy probablemente de su renuncia expresa a
participar en proyectos meramente alimenticios, y de su meditada y concienzuda participación
en proyectos difíciles y poco convencionales, su figura y prestigio profesional
pueden compararse en estos momentos, sin nada que envidiarles, a la de otros
interpretes masculinos como Daniel Day-Lewis (diecinueve películas en cuarenta
años de carrera) y Leonardo DiCaprio (más prolífico: casi treinta filmes en
poco más de veinte años). La complicidad existente entre Gray y Phoenix ha
resultado fructífera (cuatro títulos hasta la fecha), así como la de Scorsese y
DiCaprio (un total de cinco colaboraciones) y ambos actores ya se muestran
capaces de aportar, a los personajes que interpretan a las órdenes de los
cineastas mencionados, o a las de otros de similar prestigio, una complejidad
psicológica ciertamente encomiable, así como una impronta interpretativa
bastante sólida y fácil de reconocer. En el caso particular de Phoenix, los
personajes que ha encarnado en los filmes de Gray o de Paul Thomas Anderson
(primero en The Master, y ahora en la
ya finalizada Inherent Vice) se
caracterizan por exhibir unas personalidades ambivalentes y difíciles de
descifrar, probablemente a tono con la propia personalidad real del excéntrico actor. Quizá por esa misma razón la comunión
entre personaje e intérprete resulta tan ajustada, tan poco forzada: Phoenix es
capaz de aportar a sus personajes –con su físico, su mirada y su particular
lenguaje corporal– una fragilidad lastimera y una agresividad subrepticia (que en
ocasiones se ve repentinamente desbocada) que parecen ajustarse como un guante
a la personalidad del actor. En otras palabras: resulta difícil imaginarse a
otro intérprete metido en la piel de unos personajes que a estas alturas ya
parecen creados expresamente para Phoenix. Es el caso concreto del Bobby Green
de La noche es nuestra (We Own The Night, 2007) y del Leonard
Kraditor de Two Lovers (ídem, 2008), ambas de James Gray,
del Freddie Quell de The Master (ídem, Paul Thomas Anderson, 2012), del
personaje –¿real?, ¿ficticio? – de I´m Still Here (ídem, Casey Affleck, 2010),
del Theodore de Her (ídem, Spike
Jonze , 2013), o del Bruno Weiss de El
sueño de Ellis.
En cualquier caso, tanto los interesados por el cine de
Gray como los atraídos por la figura de Phoenix pueden profundizar un poco más
en El sueño de Ellis visitando el
siguiente enlace, que les conducirá directamente a la panorámica dedicada al
film:
No hay comentarios:
Publicar un comentario