martes, 31 de diciembre de 2013

BUSCANDO AL SEÑOR GOODBAR (LOOKING FOR MR. GOODBAR, 1977, RICHARD BROOKS)


Título Original: Looking for Mr. Goodbar
Año: 1977
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 136 min
Director: Richard Brooks
Guión: Richard Brooks, basado en la novela de Judith Rossner
Actores: Diane Keaton, Tuesday Weld, William Atherton, Richard Kiley, Richard Gere, Alan Feinstein


Sinopsis: Theresa Dunn es una joven treintañera que lleva una doble vida. Si durante el día ejerce como afable y paciente profesora de niños sordomudos, de noche Theresa visita continuamente los tugurios nocturnos de su ciudad con el afán de encontrar en ellos música, alcohol, sexo, drogas y cualquier otro elemento que le permita divertirse y evadirse de sus problemas cotidianos. Aunque parte de su actitud parece nacer como visceral reacción a un ambiente familiar asfixiante y restrictivo, a causa de las reglas que impone su padre, un hombre religioso y conservador, lo cierto es que Theresa arrastra otro tipo de frustraciones, de tipo sexual y emocional, para las que no parece encontrar ninguna solución en sus continuas relaciones esporádicas con todo tipo de hombres. Cuando Theresa decida que para ordenar su existencia debe abandonar de una vez por todas su sórdida vida nocturna, tal vez sea demasiado tarde.


Varias son las películas de Richard Brooks que permiten otorgar a este un lugar de gran relevancia dentro del cine norteamericano de los años 50, 60 y 70. Probablemente sean Deadline U.S.A. (1952), El fuego y la palabra (Elmer Gantry,1960), Lord Jim (1965), Los profesionales (The Professionals,1966), A sangre fría (In Cold Blood,1967) y Buscando al señor Goodbar las películas más relevantes de su filmografía, aunque de todas ellas la menos conocida sea precisamente esta última. Si algo queda puesto de manifiesto a través de este conjunto de obras es precisamente la admirable capacidad de Brooks para mudar de piel continuamente, transitando por el thriller, el cine negro, el drama religioso, el cine de aventuras (con componente existencial), el western (con discurso político), y el drama generacional con una habilidad francamente envidiable. Cada uno de los films mencionados ha devenido referente inexcusable del cine de su época, aunque el último de ellos todavía no se haya reivindicado lo suficiente. Pues bien, Buscando al señor Goodbar es uno de los retratos generacionales más duros y contundentes que conozco, también uno de los más afinados en sus observaciones y desprovistos de prejuicios en torno a sus personajes: Theresa Dunn tal vez no sea la mejor persona posible, pero tampoco los que le rodean se quedan cortos en sus defectos, aunque en ningún caso Brooks caiga en la tentación de emitir juicios soberanos acerca de ellos, pues el ser humano perfecto no existe y todos tenemos nuestras lacras. 

El realizador norteamericano Richard Brooks

A través de las desventuras nocturnas de Theresa, el realizador retrata con gran lucidez el desencanto de una sociedad determinada en una época muy concreta (la norteamericana de los años setenta), pero el discurso del film no solo no se ha visto perjudicado por el paso de los años, sino que el tiempo parece haber jugado a favor del mismo, ya que no cuesta demasiado ver reflejado en las hirientes imágenes de Buscando al señor Goodbar el estado actual de las cosas, en el que la globalización y el colapso de las sociedades capitalistas juegan un papel determinante en la vida de las personas. Al margen de su contenido narrativo, lo cierto es que las formas del film de Brooks se revelan a estas alturas harto modernas, tanto por la estructura narrativa del relato (fragmentario, veloz, con constantes saltos entre la realidad y el sueño), como por la audaz puesta en escena del realizador, tal vez la más rica y sugerente de toda su filmografía. 

En definitiva, una película indispensable a la que he dedicado una re/visión en la revista digital Transit: cine y otros desvíos. Lamento avisar en este blog con tanta demora, pues este artículo se publicó varias semanas atrás, pero varios compromisos me han tenido ocupado desde entonces sin dejarme ni tan solo el poco tiempo necesario para hacerlo con puntualidad. Como se suele decir, más vale tarde que nunca. Los interesados en conocer el film de Brooks pueden visitar el siguiente enlace: 


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